ADRIÁN GALIA, UN GIGANTE EN BUENOS AIRES
En familia y en su país de origen, el bailaor ofrecerá un Homenaje “Vivo” a la trayectoria de su madre: “La China”. El espectáculo “Gigantes del Flamenco” contará con la presencia de artistas locales y españoles.
“Dicen que son muchos los llamados y pocos los elegidos”. Lo dice por su padre, Jorge Luis, un gran bailarín argentino que junto a Conchita España, acercaron la danza española al público porteño. Pero Adrián Galia también es un elegido. ¿Para qué? En este caso para homenajear a una persona muy querida y admirada en el ambiente flamenco de la Argentina y del mundo: su madre. Olga María Marcioni “La China”, es maestra de maestros. “Cuando mi mama vino aquí el flamenco estaba anclado en los años 50. Ella es culpable de que hoy se baile como se baila. Abrió los ojos a mucha gente que hoy en día son maestros y están transmitiendo. Cuando la moneda no valía nada, ella venía igual”.
En cada momento de la entrevista, Adrián tiene presente a su madre. Se le nota feliz de poder realizar este homenaje. Una idea que se le ocurrió acá, al darse cuenta de la dimensión del trabajo realizado por La China. “Se nota el alumno que ha estudiado con mamá. Se nota en la forma, en la limpieza, en la fuerza que utiliza, en los colores que saca del sonido de su zapateado, en su postura”.
Sentís mucha admiración por tu madre.
Sí. Para mí era la que mejor bailaba. Ella montó un tablao en Caracas, “Los Tarantos”. Yo tenía 13 años, y cuando volvía del colegio, me ponía a hacer los deberes mientras veía como zapateaba, como se movía. Venían muchas bailaoras buenas de afuera, pero para mí, mi mamá era la mejor. Me siento afortunado de tener la madre que tengo porque puso todos estos seres en mi camino. Ella se desprendió de su casa, de su familia, en busca de un sueño. Y no era nada fácil, porque a finales de los 60 las sociedades estaban muy cerradas. No era bien visto que las mujeres no estuvieran en casa con sus hijos, y más que frecuentaran la noche.
Entre los amigos de tu mamá se encontraba Camarón de la Isla, ¿qué recordás de él?
Era amigo de mi mamá y del papá de mi hermana Cristina –Rafael- que fue casi como un padre para mí.
Camarón era un señor amigo de mi familia. Los niños y los animales notamos a las personas buenas, y yo me pegaba a él. Él se iba para allá y yo me iba detrás. Mi madre me decía “deja a José que está hablando con no sé quien”. Y él le decía “deja al niño China que no molesta. Pichita ven pá cá”. Muy cariñoso. La admiración que todos los adultos sentían por él, a mí me causaba curiosidad. Lo vi cantar a un Camarón muy joven, de 28 años.
Hace 2 años que volviste a Argentina después de mucho tiempo. ¿Por qué tardaste tanto en regresar?
Mis cambios son decisiones. En el año 2000 me instalé en Tokio con el primer centro coreográfico de danza española y flamenco. Durante todos estos años he estado viajando a ese país una vez al año. Colaboro con distintos maestros, distintas compañías. Hay un público para Adrián Galia. Este camino sigue estando, pero un día me digo: “mamá dice que tengo que venir a Argentina, que voy a funcionar bien aquí, que la gente quiere verme bailar”. Así que un año antes de venir ya me había organizado para esto. No deja de ser una decisión importante. Este es el país donde he nacido y tengo mucha familia, pero es un país diferente. La cultura sí la entiendo, pero el modus operandis de como se trabaja en el teatro lo desconocía completamente. Papá me pasó unos contactos, y ya desde Tokio me comuniqué con algunos empresarios.
El espectáculo que va a homenajear a La China se llama “Gigantes de Flamenco”. ¿Qué quieres decir con ese título?
Gigantes del Flamenco porque los gigantes no es que sean sólo por el tamaño. Los gigantes pueden ser más pequeñitos, y con sus acciones han conseguido grande cosas. Son gigantes por haber dedicado tiempo al estudio, por haber sido estrictos consigo mismo, por tener un nivel de autocritica, por querer avanzar, por tener ganas. Yo por estar al mando de esta producción y tener que atender a la prensa, a los técnicos, la música. Mi esposa Loli en el diseño del vestuario, lo está pintando y es todo artesanal. La creatividad que hay en todo forma parte de un gigantismo. Estamos intentando hacerlo bien porque queremos ganar un público que se está perdiendo. Este espectáculo no es que esté bien hecho porque lo hagamos nosotros, sino porque no sabemos hacerlo de otra manera. La idea es potenciarlo para que llegue al público de un modo más sencillo. Que lo entienda de una forma más agradable, pero sin quitarle la dureza del flamenco.
Por ahora son 2 funciones en Buenos Aires y 2 en Mendoza. ¿Piensan reponerlo el próximo año?
Queremos seguir abriéndonos para que este proyecto sea de verdad. Para que esto ocurra necesitamos que el público venga a vernos. Que se den cuenta de que sí hay un espectáculo que tiene que ver con ellos. Entendemos que esto va a tener su proceso. Los alumnos de La China van a poder disfrutar de verla en el escenario. No van a ver La China de los años 80, sino a una señora con todo lo que lleva dentro. Y todos los que no la habían visto dirán: “¿esta mujer quien es? ¿de dónde ha salido?”. A esto súmale mi hermana Cristina, que es una gorda hermosa. Como decía Antonio Gades: “mi compañía es un pueblo; hay gordos, flacos, altos, calvos, con tetas, sin tetas, pero todos con arte”. Esto yo lo he heredé de su compañía. No pretendo que sea un ballet perfecto, armonioso, cada uno es como es.
¿Cómo ves a los bailaores de flamenco de acá?
Argentina tiene un potencial absoluto. Si en Japón bailan flamenco aquí lo pueden bailar igual o mejor. Si tuviéramos la perfección del japonés ya no habría quien nos ganara, pero ellos no tienen la improvisación nuestra. Hay gente muy preparada en Argentina, pero mucha desorientación, mucha anarquía. Pero no es culpa de los bailarines ni de los artistas de aquí. La anarquía es debida a que no hay compañías. No hay trabajo en equipo. Creo que hay mucho material para pulir. Bailaores y bailarines que necesitan tener una salida profesional. Estudian, toman clases con este que viene de España, con Sibila, con todo el mundo, y después se tienen que limitar a hacer una presentación en una cafetería o en un restaurante.
Esa es otra de las razones por las que hago este espectáculo, para brindarle la posibilidad, no solamente a un público, sino a una cantera de bailarines.
Con la colección “Los Palos del Flamenco”, le serviste de ayuda a muchos bailaores. ¿Cambió Adrián Galia en su forma de enseñar en estos años?
Adrián sigue siendo el mismo. Uno es quien es. Yo llevo dos caretas: la mía propia y la del artista, que por sanidad propia necesito tener, para separar. Si no, estás continuamente viviendo un escenario que no te pertenece cuando estas con la familia. Adrián Galia ha evolucionado. Si yo tuviera que hacer nuevamente ese trabajo lo haría de otra manera. Ojo que está muy bien hecho, pero lo ampliaría, daría más material para que el alumno pueda seguir creciendo. Tengo un proyecto para más delante para retomar ese trabajo. Pero lo voy a hacer de una manera más sencilla, más accesible. Que no signifique una fortuna para una persona que vive en Perú por ejemplo. Que sea más rápida la llegada.
Adrián Galia se presentará en Buenos Aires los días 5 y 6 de noviembre en el teatro Astral, y 9 y 10 en Mendoza. El espectáculo “Gigantes del Flamenco” es un” Homenaje Vivo” a La China. Contará con la participación de músicos españoles, su hermana Cristina Martos, su esposa Loli Sabariego, la actriz Julieta Díaz, y un elenco de bailarines argentinos elegidos por casting el septiembre pasado.